Han sido muchas las cuestas, muchas las caídas, muchos los sufrimientos y mucha la paciencia que Ntro. Señor Jesucristo ha mostrado al mundo en esta Semana Santa, tras una reflexión cofrade de lo que ha sido la Semana de Pasión, y con impaciencia para la Semana Santa de 2013, podemos decir que no ha sido en vano el sacrificio de subir con la Cruz a Santa María, bajar con el travesaño por los Adarves o ser juzgado en la Plaza Mayor, pues ha dado el fruto de la vida eterna, feliz en la que pese a numerosos tropezones, nuestro destino no es caer; esto se debe a que el Señor ha Resucitado.
Porque el incienso ha pasado de ser gris a blanco, porque vuelan las palomas blancas, porque Cáceres respira alegría en su Domingo de Eterna Gloria, la Cofradía de la Soledad, cambia su luto, por un resplandeciente y luminoso blanco, que alumbra y alegra las miradas de cuantos aquellos que tenían la Esperanza perdida, y hoy la han recuperado.
Las mantillas, ya no negras, si no de vivos colores, escoltan a una Madre feliz de compartir la Alegría de un Hijo Resucitado, que también es Padre. Con luminosas potencias y un blanco deslumbrante, la imagen de Cristo Resucitado procesiona hasta la Plaza Mayor, en esta mañana de Domingo, para encontrarse con Su Madre, a partir de hoy, siempre Humilde Reina de la Alegría.
Porque es el encuentro que reunió a más de 5.000 personas, siendo en el que más fuerte suenan las cornetas, las palomas blancas divisan a una Madre y a un Hijo bailar, al son de un tambor y una alegre aplauso de aclamación; es entonces cuando la gente rompe a llorar; mas estas lágrimas no son oscuras de arrepentimiento, lástima y dolor, pues son de distintos colores que expresan la alegría de la Resurrección.
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