Emotivo y esperado, así es el Vía Crucis en el que cada cuaresma el Señor de la Salud recorre las calles céntricas de la ciudad y parte del casco monumental de Cáceres. La Salud rezaba ayer las quince estaciones de la Pasión con su titular sobre unas andas engalanadas con un sencillo pero colorido exorno floral. La seriedad exigida para un acto como el Vía Crucis de ayer se podía notar en la rigurosa vestimenta de los hermanos de carga. Escoltaban al Señor de la Salud hermanos con cirios, representaciones y un buen cuerpo de acólitos que componían principalmente los miembros del grupo joven de la hermandad. Los momentos más esperados del Vía Crucis, que sin duda nos hacía pensar en la procesión del Lunes Santo, llegaron con las intervenciones musicales de la Coral In-Pulso en distintos puntos del recorrido y las paradas en los conventos de Santa Clara y San Pablo donde hermanas de respectivos conventos tuvieron el privilegio de levantar el paso con el tercer toque del llamador. En esos minutos en los que abrieron las puertas dichos conventos pudimos observar algunos tesoros ocultos que tiene Cáceres como el retablo y la Virgen de la Montaña del Convento de San Pablo. Preciosas instantáneas las que nos dejaba el Señor por San Mateo o los Adarves.
El Señor de la Salud lució túnica de color morada y mantolín sobre el hombro de color rojo y bordados dorados.