Tradición y devoción, religiosidad y arte, cera e incienso, saeta y silencio... se citan en una Semana Santa de Interés Turístico Internacional en un escenario Patrimonio de la Humanidad.
- Cáceres -
Cuando
queremos compartir el entusiasmo y la ilusión que miles de cacereños
depositamos en la Semana Santa no podemos garantizar la objetividad. El amor
que sentimos por nuestra ciudad, y más en esos señalados días donde el cielo se
tiñe de morado nazareno y las calles se perfuman de incienso y se alfombran con
cera, transgrede las reglas de la imparcialidad y es así como nos declaramos
fieles e incondicionales admiradores de la ciudad de Cáceres en nuestra semana
preferida del año.
Cuarenta
días donde la espera recorre su recta final. Cada Cuaresma, inaugurada por el
miércoles penitencial por excelencia nos alienta a vivir con intensidad,
devoción y fe la Semana Grande. Cultos, besamanos y otros actos cuaresmales
hacen más llevadera una larga y ardua espera que perece cada Viernes de Dolores
cuando comienza el ajetreo característico de los días previos, traslados,
montajes, ultimar los pequeños detalles que marcarán la diferencia…un sinfín de
labores que rebosarán por las páginas de nuestra agenda cofrade, una carrera
para que cuando llegue el día esperado todo esté a punto y las prodigiosas
imágenes a las que tanta fe profesamos brillen más que el sol en su cortejo
procesional.
Así es el
sentir cofrade, el sentir que vive cada momento de la Pasión como si la vida
fuera en ello pero que en cambio nunca queda satisfecho, y es esto lo que nos
alienta a esperar un año, pacientes y resignados ansiando otras siete jornadas
donde se sucedan otros veinticuatro desfiles procesionales, cifra elevada pero
para nosotros nunca suficiente de la que gozamos en Cáceres.
El pesimismo
se hizo presente los días previos a la Semana Santa, los pronósticos pocos
favorables a los cofrades asustaban y decaían a cualquiera pero la fe de los
devotos fue más fuerte que cualquier predicción meteorológica pesimista y el
cielo, aunque muchos días amenazante, respetó la gran mayoría de desfiles y cortejos procesionales.
Un cielo
encapotado no frenó a los hermanos de la Cofradía Dominicana a llevar a su
titular el Stmo. Cristo de la Victoria hasta el centro de Cáceres en un cortejo
que se ha caracterizado por el rigor, la seriedad y su impecable formación a la
que contribuyó tanto la labor de los encargados de dicho menester como la
incorporación de una nueva formación musical que se estrenaba este año, la
renacida banda del Nazareno que se bautiza esta vez como Banda de Ntra. Sra. de
la Misericordia. Una hora más tarde de que la Cofradía de la Victoria pisase la
calle, salía la otra corporación del Sábado de Pasión, la Hermandad de la
Humildad, que esta vez sí tuvo que acortar su recorrido asustada por un cielo
que no se limitó a amenazar en la barriada del Vivero.
Lunes de
Salud y Batallas, de Refugio y de Dolores. La jornada del Lunes Santo venía con
dos de las procesiones más reconocidas en la semana santa cacereña, la de la
Cofradía de las Batallas y la de la Hermandad de la Salud, característica ya
por romper con la castellana tradición del hombro para enriquecerla con el
costal, muestra de que nuestra semana santa es rica y diversa, no corresponde a
un estilo cerrado sino que la suma de caracteres diferentes le hacen tener una
identidad propia e inconfundible.
Dicen
algunos que la Semana Santa cacereña empieza el Miércoles, y no podemos negar
que desde el ecuador de la Pasión se sucederán los días más fuertes. Le toca
salir a la que sea quizás la devoción mariana que más fervor despierta en los
cacereños, La Virgen de la Esperanza volvió un miércoles más a ser confidente
de los deseos y peticiones de miles de cacereños que con ojos atónitos y
emocionados que dejaban escapar alguna lágrima se acercaron hasta las calles
del centro para volver disfrutar de uno de los cortejos más valorados de toda
la semana; hermoso palio, velas y flores conformaban un trono para una reina
que seguía los pasos de su hijo crucificado. Tarde de Via Crucis para los
hermanos del Humilladero y noche de expectación para miles de cacereños y
turistas que ocupaban adarves, calles y plazuelas del casco monumental para
contemplar la cacereñísima procesión del Cristo Negro, un cortejo cuyo silencio
y sobriedad llegan a imponer a todos aquellos que lo ven por vez primera…nube
de incienso que cubre un escenario medieval incomparable, hermanos de rostro
oculto que sujetan antorchas llameantes y una talla inconfundible que no deja
indiferente a nadie son los ingredientes de uno de los recuerdos que siempre
dibujamos en la memoria cuando escuchamos la palabra “procesión”.
La mañana
Jueves Santo, que despertó con el Sol
que cualquier hermandad de días previos hubiera deseado, correspondió a la
Sagrada Cena, cofradía que procesiona el paso de misterio más majestuoso de
toda la ciudad con trece imágenes que retratan la Última Cena del Señor,
seguido del peculiar Ángel Eucarístico que es cargado a hombros por los jóvenes
de la hermandad y que precede a la titular mariana, también de reconocida
devoción, Ntra. Sra. del Sagrario, advocación más que acertada para una
cofradía Sacramental.
No es patrón
de Cáceres pero la devoción de los cacereños hacia Él podría llevar a pensarlo,
Jesús Nazareno, la imagen más prodigiosa, emblemática, popular y querida de la
ciudad salía del Templo de Santiago cuando aún el sol no había amanecido. La
Cofradía, fundada en el siglo XV, volvió a procesioanar sus nueve pasos en una
de las procesiones más llamativas y espectaculares de la Semana Santa de
Cáceres. Por la mañana Cristo expira junto a su Madre de Gracia y Esperanza a
las tres de la tarde en San Mateo tras un concurrido desfile y el Stmo. Cristo
de los Estudiantes también realiza su tradicional procesión. Al caer la tarde,
el Santo Entierro, cortejo fúnebre de que contó con gran presencia mediática y
con más de doscientas mil personas siguiéndolo a través de Televisión Española.
Y llega el
punto álgido tras una semana de penitencia y lágrimas, de tristeza por la
Pasión del Señor y de alegría por la emoción que nos provoca el hacer lo que
llevamos un año esperando. El encuentro victorioso entre Jesús Resucitado y la
Virgen de la Alegría se consagró hace mucho como el broche de oro que cierra la
Semana Santa.
GALERIA FOTOGRÁFICA 2016
Una mirada a la Semana Santa de
Cáceres, que en silencio llegó, con saetas y redobles nos acompañó hasta
que el Cristo de la Victoria Resucitó.
Con el deseo que sea un tiempo inolvidable
para siempre, les dejo estas imágenes que
harán que la Semana más hermosa de Cáceres persista en la memoria de todos., y esperando que la próxima primavera reviva de nuevo con más
fuerza la verdadera Semana de Pasión de nuestra ciudad.
Abraham Velarde
Recuerdos que persisten en nuestra mirada ....